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Virgen María y Señor San José,temas centrales del SimposioGuadalupano 2024

La UAG organizó este simposio, en el cual se presentaron tres conferencias de expertos 
Con la participación de los conferencistas Pbro. Fernando Albiter Canchola, la Lic. Enriqueta del Rayo Aranda Márquez y el Mtro. Alfonso Apodaca Valenzuela, se llevó a cabo en la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) el VIII Simposio Guadalupano, organizado por el Centro de Estudios Humanísticos y el Sindicato de Trabajadores Académicos y Administrativos de la institución. El evento tuvo lugar en el auditorio “Dr. Luis Garibay”.
Los expositores desarrollaron temas relacionados con la Virgen María, San José y su íntima relación familiar con Jesucristo. También abordaron cuestiones prácticas para la vida cotidiana con el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazareth.
Antes de iniciar las conferencias se llevó a cabo el rezo del Rosario y un grupo de cantores interpretó tres piezas.
El Rector de la UAG, Lic. Antonio Leaño Reyes, recordó que se cumplen 170 años de la promulgación del dogma de la Inmaculada Concepción que fue proclamado por el papa Pío IX ,el 8 de diciembre de 1854. Este dogma de fe establece que la Virgen María fue preservada del pecado original desde el mismo instante de su concepción.
También señaló la importancia que tienen estas conferencias, que “mueven inteligencias y corazones hacia la salvación”.
Al finalizar el simposio, el Rector Leaño Reyes, el Dr. Néstor Velasco Pérez, Vicerrector Académico Emérito y el Lic. Antonio Leaño del Castillo, Vicerrector General de la UAG, entregaron reconocimientos a los expositores. La clausura del evento fue hecha por el Lic. Leaño del Castillo.
 
María: Esposa, Virgen y Madre
El Pbro. Fernando Albiter Canchola destacó en su conferencia la presencia de la Virgen María desde los orígenes de la historia humana. María fue anunciada como corredentora en el libro del Génesis, dijo, y compartió diversos textos que sobre ella se han escrito a lo largo de más de 2 mil años.
María es ejemplo de fidelidad absoluta a Dios. Es modelo perfecto de la humanidad que se somete a la voluntad de Dios; en ella recuperamos lo que habíamos perdido por la desobediencia de nuestros primeros padres, una pérdida transformada en “feliz culpa”, porque nos dio la oportunidad de tener un Redentor. María nos ilumina y nos guía hacia puerto seguro, dijo Albiter Canchola.
“María es la pureza que vence al mundo. Su virginidad antes, durante y después de Cristo es dogma de fe, es un signo de consagración y afirmación total a Dios”, afirmó.
“En María no hubo sombra de pecado ni de tentación. Hoy más que nunca estamos obligados a luchar por la pureza con su inspiración”.
También habló de la advocación mariana de Guadalupe, que vino a México para restaurar el orden que se había perdido.
“La Virgen de Guadalupe cambió el curso de la historia para iniciar en México una nueva civilización. Y se ha quedado para siempre entre nosotros. Durante la Cristiada, México se quedó sin obispos y ella estuvo velando por nosotros, es ejemplo perfecto de lo que debe ser una madre”.
Finalizó señalando que nuestra actitud hacia la Virgen debe ser: Escucharla, imitarla y acudir a ella.
 
Arquetipo de modestia
Por su parte, la Lic. Enriqueta del Rayo Aranda Márquez comenzó su charla refiriéndose a dos libros del sacerdote jesuita Juan Rey, denominados “Retratos de la Virgen”, en los que el autor “pinta en un retrato vivo a la Virgen María”.
Habló de la tradición que refiere la infancia de María: su nacimiento en Jerusalén, su instrucción en el templo debido a la edad avanzada de sus padres Joaquín y Ana, y su matrimonio con José.
“En María se manifiesta la esencia de la maternidad física y espiritual, y resplandecen la pureza, la modestia y el pudor. Es una madre que nos enseña a educar y formar el corazón de los hijos”, dijo.
Poniendo a la Virgen María como ejemplo, la conferencista dio consejos para las mujeres, enfatizando la falta de modestia que existe hoy en el comportamiento de pareja y que da pie a muchas actitudes equivocadas.
Hizo énfasis en la educación de las hijas: la forma de vestir, de cuidarse, de discernir lo que le pide un hombre, las invitaciones, las actitudes. “En estos tiempos, es heroico mantener la pureza y el pudor. El hombre debe cuidar lo que mira; la mujer, lo que oye”.
“La Virgen nos enseña a hablar a Dios, y a la mujer le ha dado un gran poder transformador”, culminó.
 
San José en la Sagrada Familia
En la tercera conferencia, el Mtro. Alfonso Apodaca Valenzuela habló sobre San José.
“Hablar de la vida de San José no es fácil. En él se conjugaron dos grandes tareas que supo llevar con sabiduría: una, custodiar la virginidad de María, y dos, colaborar en la formación de Jesús”, quien le sirvió con obediencia.
Señaló el conferencista que tenemos tres fuentes para aproximarnos a la vida terrenal de San José: las Escrituras, los libros apócrifos y las revelaciones de algunos místicos. Algunos escritos no cuentan con el aval de la Iglesia, se trata de revelaciones privadas, aclaró.
“Mateo y Lucas son los evangelistas que hablan de él. Era descendiente de David y salió de Nazareth para dedicarse a la carpintería y otras actividades. Cuando María declaró que quería conservarse virgen, le escogieron varios ancianos, entre ellos a José, que había estado casado y tenía cuatro hijos. Pero también, aclaró el conferencista, hay una versión de la Iglesia, de que José era joven y puro, habilitado, digno y virtuoso para cuidar a Jesús. Se sobrepuso a la confusión de ver a María embarazada, cuidó y educó en el trabajo a Jesús, por lo que es una figura emblemática del cristiano”, dijo el conferencista.
De San José sólo conocemos estampas de su vida en la Sagrada Familia. Es un ejemplo de obediencia, de incondicionalidad, educa con humildad a Jesús, y es un enorme ejemplo de confianza en la Divina Providencia. Nos enseña la importancia paterna del varón en el cuidado de la familia, es arquetipo de la responsabilidad del hombre casado y también es patrono de la buena muerte, afirmó el maestro Apodaca.
De esta manera, la UAG organizó una vez el Simposio Guadalupano, en el que se fomenta la fe y fervor hacia la imagen mariana
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